En la hiperactividad el niño dice “Mejor que me muera yo” a más personas distintas, habitualmente se refiere a sus figuras de autoridad. Hay una fidelidad a varios excluidos. Pueden existir también secretos que no permiten la adaptación de este niño, hasta que alguien vea y honre esos secretos.
En el déficit de atención el niño también dice a una de sus figuras de autoridad: “Mejor yo. Lo veo yo en tu lugar”. Está tomado por un excluido que necesita ser visto por alguien, o por un fallecido que lo quiere consigo.
Para liberar a ese niño/a, un familiar muy cercano debe tomar conciencia del excluido, para verlo con amor y tomarlo. Eso lo ayudara a descansar en paz, para después poder decir al niño: “Ahora lo veo yo. Ya no te necesita. Tenes permiso para ser un niño y disfrutar de tu vida de niño” “Vos por vos, yo por mi”.
En el Autismo, el niño reemplaza a una persona expulsada o rechazada, cuya existencia y exclusión se han mantenido en secreto. El niño/a autista toma el rol de la persona secreta y excluida. Un mandato de “Vos por Mi” ha sido trasmitido de generación en generación para no asumir la exclusión secreta. El autista incluso puede estar identificado con ese excluido secreto, llevando todas sus emociones como el miedo al contacto, la soledad extrema, y la prohibición o dificultad para comunicarse. Este niño tampoco tiene permiso para pertenecer y no puede reconocer a sus padres ni nombrarles sin faltar a su fidelidad. Se trata de sistemas donde hubo crímenes secretos en la familia varias generaciones antes.
La experiencia de terapia con las constelaciones libera el secreto, reanudando la relación con la madre, reintroduciendo el respeto por el padre, permitiendo la pertenencia y la comunicación. Liberar a los hijos es prioritario, pues tienen como destino llevar los vínculos arcaicos pendientes, que son los que nadie ve o que pesan demasiado sobre los padres.